Los muertos que amamos no morirán.
Redoblan a difunto las campanas,
el bronce suena claro en las mañanas,
las almas de los muertos cantarán.
Los muertos que amamos no morirán.
Oigo voces que suenan tan humanas,
siento pasos a horas tan tempranas,
subrayo: mis muertos no morirán.
Si acaso, lo que extraño es su presencia,
su carne sometida a mil dolores,
asunto ineludible de su ausencia.
Perdonen los que escuchan mi insistencia,
pero pruebas ofrezco, testimonios,
mis muertos no están muertos, son esencia.
Redoblan a difunto las campanas,
el bronce suena claro en las mañanas,
las almas de los muertos cantarán.
Los muertos que amamos no morirán.
Oigo voces que suenan tan humanas,
siento pasos a horas tan tempranas,
subrayo: mis muertos no morirán.
Si acaso, lo que extraño es su presencia,
su carne sometida a mil dolores,
asunto ineludible de su ausencia.
Perdonen los que escuchan mi insistencia,
pero pruebas ofrezco, testimonios,
mis muertos no están muertos, son esencia.
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